Sam perdió su ala derecha al cáncer hace poco más de cuatro años. Pensamos con seguridad que esto lo dejaría con cicatrices emocionales. Todo el mundo sabe que un pájaro con un ala no puede volar. Seguí tratando de relacionar la situación de Sam con la mía, ¿cómo me sentiría si perdiera una pierna?
No me di cuenta de lo resistente que era. Desde el primer día, pareció entender que el vuelo ya no era una opción. Después de hacer este video, me puse a llorar. La pérdida de su ala me afectó más que a él. Inmediatamente entendió sus limitaciones y siguió con su vida. Nuestras mascotas son nuestras maestras y, además del amor incondicional, Sam me enseñó sobre el valor de la vida, el panorama general, lo que más importa y es que todos debemos sacar lo mejor de la mano que se nos ofrece.
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Entonces, aunque ya no puede volar, hace que mi corazón se dispare.
¡Advertencia! Esto puede ser un poco gráfico para algunos, ya que el sitio quirúrgico de Sam es claramente visible.