¿Soy solo yo, o los africanos no tienen leones con el mismo grado de admiración que los europeos?

¿Soy solo yo, o los africanos no tienen leones con el mismo grado de admiración que los europeos?

Una pregunta difícil de responder, porque los “africanos” comprenden más de mil millones de personas, abarcando más de cincuenta países, cientos de idiomas, docenas de religiones, colores de piel desde el negro al blanco lirio, niveles de ingresos desde cero hasta multimillonarios y estilos de vida desde cazador-recolector al ministro de finanzas.

No estoy seguro de que uno pueda hacer generalizaciones sobre un grupo tan grande y diverso. Creo que descubrirá que, sea cual sea el continente, su actitud hacia la vida silvestre dependerá en cierta medida de su cultura y, en cierta medida, de sus circunstancias personales: cuanto más pobres sean las personas, es menos probable que tengan nociones románticas sobre vida silvestre y es más probable que lo vean como una molestia o una fuente potencial de alimentos o ingresos.

Noté que un compañero africano ya había publicado una respuesta:

La respuesta de Mickey Jacobs a ¿Soy solo yo, o los africanos no tienen leones con el mismo grado de admiración que los europeos?

Publicaré mi propia respuesta personal como otro punto de datos. No estoy muy seguro de hasta qué punto los europeos admiran a los leones. Tampoco estoy seguro de qué significa exactamente el término “admirar” en este contexto.

Los leones son animales magníficos, sí, de la misma manera que lo son muchos animales africanos. Así los admiro en el mismo sentido que admiro al resto de la naturaleza. ¿Pero admirarlos como algo “nobles” o más dignos que, digamos, tejones o impalas o hienas? No.

Son hermosos de la misma manera que una bomba nuclear o un tornado es hermoso. Y también son temibles, asesinos y peligrosos, y deben mantenerse bajo estricto control. Se necesitaron muchos milenios de competencia con los humanos para que los leones desarrollaran un miedo instintivo a los humanos. Será mejor que velemos por que retengan ese miedo, a menos que queramos que nosotros, nuestros hijos y animales domésticos aparezcan en el menú de un león.

Y por lo tanto, en lo que a mí respecta, toda la indignación por la caza de trofeos o los “leones enlatados” es un completo disparate romántico. En este sentido, supongo que “admiro” a los leones menos que a los europeos, pero no puedo estar seguro.

-Brian

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