Anatómicamente, son bastante similares. Ambos son carnívoros. Los gatos tienen menos dientes y un aparato de mordida relativamente más fuerte. Difieren considerablemente en el aparato reproductor masculino.
Fisiológicamente, son bastante diferentes. Los gatos son verdaderos carnívoros, los perros son omnívoros, por lo que la dieta de un gato debe ser baja en carbohidratos, alta en proteínas y alta en grasas. Los perros son mejores con una dieta alta en proteínas, moderada en grasas, moderada en carbohidratos y moderada en fibra. Los gatos no producen taurina, por lo que este es un aminoácido esencial en su dieta. La leche de perro no es un sustituto adecuado de la leche de gato para alimentar a los gatitos. Muchas enfermedades afectan a perros y gatos de manera diferente. Por ejemplo, los perros tienen más probabilidades de tener diabetes tipo 1 (dependiente de insulina) y los gatos tienen más probabilidades de tener diabetes tipo 2 (resistente a la insulina).
Los gatos tienen 38 cromosomas, los perros tienen 78.
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Socialmente, los perros son animales de carga que se unirán con paquetes no relacionados, mientras que los gatos forman vínculos familiares pero pueden vivir vidas solitarias felices. Se sabe que los perros salvajes buscan ayuda humana, mientras que los gatos salvajes tienden a evitar el contacto humano por completo.
Entre los veterinarios, hay una broma: “Los gatos no son perros pequeños, son caballos pequeños”. Este chiste señala que no debemos sorprendernos cuando la fisiología del gato difiere de la fisiología del perro. De hecho, deberíamos asumir que son diferentes hasta que demostremos que son iguales.